Las perspectivas de precios para el girasol en los próximos años son a la baja, principalmente por el crecimiento en la producción que se espera para Ucrania y Rusia, que sumarán a la oferta global cerca de 10 millones de toneladas al año cada uno.
Según el especialista de Cargill, el francés Pierre Lipatoff, el buen momento que vive el cultivo en Rusia y especialmente en Ucrania, que ha visto en los últimos años crecer tanto su producción de semillas como de aceite, incidirán en que el precio del cultivo se mantenga bajo.
En el marco de la 18ª Conferencia Internacional del Girasol, que se realiza en la ciudad de Mar del Plata, Lipatoff señaló que la tendencia también alcanzaría al aceite de girasol, que vería relegados sus precios en las pizarras de los mercados internacionales.
En los últimos tres años, Ucrania se convirtió en el principal exportador mundial de aceite de girasol, con una producción superior a 4 millones de toneladas y saldos exportables mayores a 3 millones, lo que explica que, junto con un buen desempeño del cultivo en Rusia, empujen las cotizaciones hacia la baja.
Los últimos fríos del invierno europeo fueron muy negativos para cultivos como el trigo, por lo que se espera un avance del girasol sobre el cereal, lo que presionaría aún más la tendencia de precios a la baja.
Por su parte, Jorge Domínguez, de Molinos, productora y exportadora argentina de aceite de girasol, consideró que, si bien el cultivo se ve afectado por el crecimiento de la soja y el maíz, es factible pensar en alcanzar una producción mundial de 60 millones de toneladas de girasol y unas 22 millones de aceite para 2050.
Para Domínguez, con un desarrollo biotecnológico que permita hacer frente al traslado que está evidenciando el cultivo hacia zonas más áridas, con semillas más resistentes a la sequía y un adecuado tratamiento de plagas como la paloma, la cifra es «complemente alcanzable».
Según las estimaciones del representante de Molinos, en 2030 se puede pensar en alcanzar unas 38 o 39 millones de toneladas del cultivo. Para lograr ese cometido, se necesitará que los avances biotecnológicos vayan en la dirección de un girasol más resistente a la sequía, y a esa dirección apuntan los próximos descubrimientos
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