Los productores agropecuarios advierten que el aumento de precios de los alimentos, además de afectar a los consumidores, no representa un beneficio para quienes son responsables del origen de las materias primas.
Según un trabajo presentado por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), llamado "De la tierra a la mesa", los consumidores llegan a pagar por algunos alimentos un 400 por ciento más que lo que perciben los productores agropecuarios.
"Los productores no somos culpables de la elevada inflación que tiene el país, que supera a la mayoría de los países de América latina", dijo el presidente de CRA, Rubén Ferrero. "No es cierto lo que mencionó la presidenta Cristina Kirchner en su discurso ante la Asamblea Legislativa: los productores no estamos bien", añadió.
Para los ruralistas, los consumidores también están siendo perjudicados por los aumentos de precios. "Ambos somos los eslabones más afectados de la cadena", dijo el dirigente.
Los economistas de CRA que elaboraron el trabajo, Juan Rey Kelly y María José Maisterrena, tomaron datos de los alimentos en cuatro cadenas de supermercados, en el Mercado Central y de asociaciones de consumidores, entre otras fuentes. A partir de allí, los compararon con lo que reciben los agricultores y ganaderos por lo que elaboran.
El caso más crítico es el del trigo. Según CRA, una docena de medialunas cuesta 21 pesos y el cereal necesario para elaborarlas cuesta $ 0,18. El pan francés tiene un valor de 10 pesos, mientras que el kilo de trigo que hace falta para producirlo se cotiza en $ 0,18. "Desde hace seis años, el mercado está intervenido y se anuló la competencia entre la industria molinera y los exportadores. Esto hace que se deprima el precio para la producción", explicó Matías de Velazco, productor del sudeste bonaerense y coordinador de la Comisión de Granos de CRA.
Pero no sólo en la pampa húmeda se verifica la brecha entre las materias primas y los alimentos. El durazno en fresco tiene una diferencia de 800%, según el trabajo. Así, el productor recibe $ 1,7 por kilo, mientras que el consumidor en la verdulería lo paga $ 15. "Hace cinco años que el precio se mantiene intacto, pero los costos de producción, tanto de la energía como de la mano de obra, han subido notablemente por efecto de la inflación", explicó Mario Leiva, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Mendoza. Uno de los costos que mayores incrementos ha registrado es el del riego, especialmente cuando se requiere energía eléctrica. En el caso del durazno tipo industrial, mientras al productor se le paga $ 0,47, el consumidor abona por la lata de durazno en almíbar $ 14. "La industria está pensando en reemplazar el envase de lata por otro más económico", dijo Leiva. También en carne porcina hay diferencias. Mientras el kilo de bondiola cuesta $ 47, el precio del kilo vivo se cotiza en $ 8,3.
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